24 sept 2011


Hay momentos en la vida en que una sola palabra o un solo instante, cambia irremediablemente el curso de las cosas.
Cuando decides disparar a alguien, cuando decides quererle, o no quererle, cuando decides tirar para adelante, cuando decides mentir, traicionar, ocultar o cruzar la linea, esa décima de segundo, puede hacer girar todo al lado oscuro o ocultarlo de luz.
Dejarse llevar, suena demasiado bien.
Jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar.
Una foto, una poesia, pequeños objetos que sobreviven a cualquier tipo de mudanza, talismanes que nos acompañan y que nos mantienen "atados" a quien nos los dio. Lugares que antes eran indiferentes para nosotros logran que nuestro corazón se desboque con solo escuchar nombrarlos. Una palabra, una frase, el color de una piel, una voz.
Y comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día. Y se lo dices. Se lo dices a él. Y eres consciente de que hay respuestas que quizá deben cambiarse. Es preciso partir para volver a encontrar el camino.

14 sept 2011

Vivimos en una burbuja que denominamos realidad. Una burbuja llena de tradiciones, creencias, conocimientos, prejuicios, etiquetas, religiones, temores, supersticiones, mentiras, estafas, caretas, diferentes opiniones, puntos de vista, añadiendo a esa lista las vivencias personales, las de nuestra propia vida. Podemos considerarnos un subproducto de lo que planearon y organizaron otros por ti sin preguntarte.
El mundo no es tan simple como quieren hacernos creer. Los contornos son imprecisos, los matices cuentan. Nada es negro o blanco; el mal puede ser un disfraz del bien o la belleza, y viceversa, sin que una cosa excluya la otra. Un ser humano puede amar y traicionar a la persona amada, sin que por eso pierda realidad su sentimiento. Se puede ser padre, hermano, hijo y amante al mismo tiempo; víctima y verdugo... Pon los ejemplos que gustes. La vida es una aventura incierta en un paisaje difuso, de límites en continuo movimiento, donde las fronteras son artificiales; donde todo puede acabar y empezar de nuevo a cada instante, o terminar de golpe, como un hachazo inesperado, para siempre jamás. Donde sólo somos un pequeño relámpago entre dos noches eternas y donde, pequeño, tenemos muy poco tiempo.
- Por favor, no te vayas. 
- ¿Por qué? 
- Porque no quieres irte.